CAPITULO 2.

Nosotros como seres humanos tenemos la capacidad de elegir que hacer para solucionar los problemas que se nos presentan a diario.
Muchas veces nos preguntamos por qué preferimos hacer esto y no lo otro y pensamos en que hubiera pasado si no lo hubiéramos hecho. En algunas ocasiones puede que “hagamos lo que se nos dé la gana”; pero muchas veces la vida nos pone a elegir y se nos hace difícil escoger. Por ejemplo cuando queremos miles de cosas y solo podemos obtener una, y en esos casos preferimos no tener que elegir. Así nos sucede con las decisiones y actitudes que tenemos que tomar cuando tenemos problemas, y a la hora de elegir, nos vamos por el camino que más nos conviene, pero hay veces que ese camino que tomamos resulta perjudicándonos.
En el ejemplo planteado por Aristóteles del barco, se dice que no siempre podemos hacer lo que queremos y aunque el capitán salvo a su tripulación, también le hubiera gustado salvar su mercancía. Como al capitán, a nosotros también nos ha pasado montones de veces que tenemos que elegir entre dos cosas que nos convienen, claro está que hay una más importante que otra. No siempre tenemos la autoridad de elegir, y aunque seamos libres de hacerlo, en ocasiones participamos en situaciones en donde no tenemos la menor idea de que hacer. Nosotros no nos podemos pasar toda la vida preguntándonos si lo que hice está bien o mal. Lo único bueno es que ella muchas veces no nos golpea tan duro como al capitán de dicho barco del que hablamos anteriormente. Debemos ser sinceros y reconocer que muchos de nuestros actos lo hacemos sin pensar en el daño que le podemos llegar a hacer a otras personas.

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